De niña, Juana descubrió desde su soledad que los espejos podían multiplicarla en infinitas versiones de sí misma. Pero un techo de cristal que rompió con la cabeza la enfrentó a una pregunta que nunca la abandonaría: ¿cuál de sus reflejos es el verdadero?
En este monólogo tragicómico, Juana transita por las huellas de otras Juanas históricas y anónimas, vivas y muertas, enteras y rotas, para buscar su identidad y su sentido de pertenencia. A través de un texto íntimo, poético hilarante y catártico con canciones interpretadas en vivo por Vanessa Bauche, La insignificancia de llamarse Juana nos invita a reír, llorar, cantar y reflexionar y a reconocer a nuestra propia Juana.
Una experiencia donde lo personal se convierte en espejo colectivo, recordándonos que ningún nombre es insignificante cuando refleja la integridad del ser.
Más allá del escenario, la obra promueve la no violencia, la protección a las infancias, la salud mental, la prevención del suicidio y la inclusión 360°.
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